El acné no afecta únicamente a los más jóvenes y adolescentes, sino que muchos adultos sufren esta enfermedad que, aunque no sea de una gravedad extrema, produce molestias y problemas estéticos que afectan al día a día de los pacientes
Es escuchar la palabra acné y la mente de la mayoría viaja inmediatamente a sus años de adolescencia. Es frecuente que los jóvenes de entre los trece y los dieciocho años aproximadamente presenten una alta cantidad de granos y espinillas como consecuencia de los cambios hormonales propios de esta etapa de la vida.
Sin embargo, el acné no es únicamente cosa de adolescentes. Existen muchas personas adultas que padecen este trastorno una vez pasados estos años. El motivo principal suele ser un factor genético que predispone la piel de quien lo sufre a la obstrucción de los poros y al aumento de bacterias como el Propinebacterium
Acnes, lo que provoca la aparición de las espinillas y granos que caracterizan esta condición. El acné, aunque no suele suponer un problema médico grave en la gran mayoría de los casos, afecta sin embargo a la calidad de vida de quien lo sufre.
En mujeres adultas, el acné suele centrarse en la zona que comprende la boca, barbilla y cuello y se presenta en forma de granos de gran tamaño y tono rojizo, con supuración. Otra diferencia con el acné juvenil es que en casos de adultos, los granos suelen tardar más tiempo en curarse y tienen más posibilidades de dejar cicatriz.
No existe una causa concreta y generalizada para todos los casos de acné adulto sino que suele ser un compendio de distintos motivos. Sin embargo, lo más frecuente, sobre todo en mujeres, es que su aparición se dé como consecuencia de un factor hormonal, que puede agravarse en momentos de estrés o con la llegada del período menstrual. El uso de ciertos cosméticos, maquillajes o cremas grasas también tienden a agravar esta situación. Por otro lado, el tabaquismo afecta negativamente al acné, puesto que, aunque no lo propicie, sí que lo puede agravar.
También algunos factores ambientales afectan al progreso del acné adulto. Por ejemplo, durante el período estival, se produce una mejora transitoria de las lesiones inflamatorias provocadas por esta condición. Se trata de un efecto de la radiación solar en la piel que, por desgracia, no es perenne sino que, una vez finalizado el verano, se suele dar un efecto rebote, por lo que las lesiones empeoran y los pacientes requieren un cambio de tratamiento que se adapte más a su nueva situación.
Los meses de otoño son el momento ideal para iniciar un tratamiento anti cicatrices
Durante esos meses de calor, sin embargo, hay una consecuencia del acné que no mejora. Las cicatrices que deja a su paso empeoran en verano como consecuencia de una pigmentación anómala o debido a los efectos negativos que tiene la exposición a los rayos solares de cualquier tipo de cicatriz, producida o no por el acné.
Por esto, es importante tener en cuenta que el otoño es el mejor momento para iniciar los tratamientos de eliminación de cicatrices. Es muy importante a la hora de tratar la zona afectada conocer cuál ha sido la causa de la aparición de los granos en la piel antes de decidir qué método elegir para eliminar los efectos que provoca, como la inflamación, enrojecimiento o incluso supuración de las pústulas.
Las fases más avanzadas de la enfermedad pueden ser tratadas con una mezcla de terapia farmacológica combinada con técnicas más modernas, como el láser, la terapia fotodinámica o la dermoabrasión con la intención de hacer que sus resultados produzcan un efecto más pronunciado. En el caso del láser y de la terapia fotodinámica, lo que se intenta conseguir es la eliminación de las bacterias a base de disminuir la inflamación de la glándula sebácea. Por su parte, la microdermoabrasión tiene como objetivo eliminar los tapones de grasa que obstruyen los poros de la piel. Todos ellos son procedimientos que aportan resultados rápidos y que han de realizarse de forma ambulatoria, por lo que apenas causan impacto en la vida diaria del paciente.
Lo que sí afecta a la rutina de quien padece acné adulto es la necesidad de seguir una serie de prácticas en casa que fomenten la desaparición o disminución de los granos, rojeces, etcétera. La higiene diaria en la zona afectada es algo indispensable para comenzar a ver mejorías. También es recomendable someterse a una exfoliación tipo scrub de manera semanal. Y, sobre todo, lo más importante y lo más sencillo de recordar es no tocarse bajo ningún pretexto los granos o heridas para no agravar las lesiones.
La aparición de cicatrices tras el acné es una de las peores consecuencias, tanto en el caso de adolescentes como en adultos. Se trata de la principal secuela que deja esta enfermedad y suele afectar en mayor medida a hombres que a mujeres. Lo más recomendable para deshacerse de estas marcas es consultar con un profesional médico. Un dermatólogo realizará las pruebas pertinentes y sabrá recomendar con mucha más eficacia cuál es el mejor procedimiento a seguir para eliminar las cicatrices. Estos tratamientos, como ya se ha mencionado anteriormente, son recomendables a partir de la llegada de los meses menos calurosos, porque la mayoría de ellos requiere una protección ante los rayos solares que afectan negativamente a la cicatriz. Además, las marcas dejadas por el acné no son siempre idénticas en cuanto a profundidad y extensión, por lo que la opinión de un dermatólogo resulta esencial.
Enviar un comentario
Debes estar logueado para publicar comentarios.