Muchas veces no tenemos muy claro si el ejercicio debe hacerse antes o después de desayunar. Por eso, en este artículo explicaremos los “pros” y “contras” de hacer cardio en ayunas para que, así, cada uno decida lo que más le conviene
Llega el buen tiempo y no podemos evitar sentir esa necesidad de perder los kilitos de más que llevamos encima. Para ello, especialistas en entrenamiento y nutrición recomiendan realizar ejercicio por las mañanas y en ayunas para, realmente, notar la eliminación rápida de las grasas. Antes de entrar en detalles de cómo deshacerse de los michelines es necesario tener en cuenta una serie de recomendaciones y, sobre todo, entender cómo funciona el proceso de la pérdida de peso y grasa.
El proceso de pérdida de grasa está formado por tres fases: la movilización, el transporte y la utilización. ¿Qué significa esto?, os preguntaréis. Para entenderlo necesitamos comprender nuestro metabolismo. La fase de movilización es aquella en la que la grasa sale de las células grasas y se almacena en forma de triglicéridos. Para deshacernos de ella, necesitamos romper estos triglicéridos en tres ácidos grasos y una molécula de glicerol. Todo este proceso se regula a través de la hormona HSL u Hormona Sensible Lipasa. La insulina, la adrenalina y noradrenalina —las dos últimas forman las llamadas catecolaminas— actúa directamente sobre esta hormona HSL: la primera inhibe la movilización mientras que las otras dos la promueven.
Por otro lado, cuando los triglicéridos se han roto pasan a la circulación, de la mano de una proteína denominada albúmina. Si no existe un buen riego sanguíneo no se podrán movilizar adecuadamente los ácidos grasos. Por último, estos ácidos grados ligados a la albúmina llegarán a un tejido donde podrán ser manejados como energía o reabsorbidos como triglicéridos.
La pérdida de peso no solo se debe a la práctica puntual de ejercicio sino que es un proceso continuo derivado de la ingesta calórica y la quema de grasas diarias. El cardio en ayunas nos ayuda a perder peso pero no podemos descuidar nuestra dieta.
Con todo esto explicado, debemos tener en cuenta que para que se ponga en movimiento las grasas de manera eficiente es necesario que los niveles de insulina estén bajos y los de catecolaminas, muy altos. El consumo de proteínas estimula la producción de insulina —y no solo los hidratos como solemos pensar—. Por ello, es una buena idea entrenar en ayunas y, así, asegurarse de que los niveles de insulina están donde deben estar.
Por otro lado, necesitamos asegurar que nuestros niveles de catecolaminas estén en su punto más alto. Para ello tenemos diferentes opciones: realizar un entrenamiento intenso —aeróbico o de pesas— que provoque una respuesta importante a nivel hormonal; el ayuno en sí también crea un incremento de la adrenalina y la noradrenalina. Si tenemos en cuenta que el ayuno ayuda a bajar los niveles de insulina y aumentar el de adrenalina, vemos que es el momento perfecto del día para ponernos en marcha y realizar un poco de cardio quemagrasas.
Con esto tenemos la clave de cómo quemar grasas pero, además, vendría muy bien tener en cuenta una serie de consideraciones y recomendaciones. Primero, debemos tener siempre en mente que la quema de grasa es un proceso, por lo que el déficit calórico y el ejercicio deben de ser constantes. Además, es muy importante calcular bien cómo se mueve la grasa y si la quema se está haciendo bien o mal para no volver a reabsorber los nutrientes en vez de quemar grasas. Por otro lado, el cuerpo tienden a compensar la pérdida de energía, es decir, si durante el ejercicio quemas grasas, tras el mismo quemarás carbohidratos. Por último, debemos tener siempre en cuenta que no solo quemamos grasas y calorías durante la práctica de ejercicio en sí, sino que también seguimos haciéndolo después.
Con todo esto dicho, podemos deducir que realizar cardio en ayunas tiene sus cosas buenas y sus cosas malas: por ejemplo, puede suponer una potencial pérdida de músculo y puede exigir demasiado por lo que no se podrá mantener una intensidad alta de ejercicio. Incluso algunos estudios afirman que el cardio en ayunas produce una mayor oxidación de las grasas. Sin embargo, la grasa rebelde se elimina con más facilidad si hacemos deporte antes de desayunar.
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