La toxina botulínica ha sido desde hace años el tratamiento estrella para la corrección de las arrugas del entrecejo, la frente y las patas de gallo.
A pesar de que en un principio fue un tratamiento reservado para las grandes actrices de Hollywood, en poco tiempo se popularizó y pasó a ser una de las principales armas en la lucha contra el envejecimiento facial.
De manera simultánea a su popularización, comenzó la controversia sobre su uso y empezaron a aparecer defensores y detractores del mismo, ya que para algunos el procedimiento provocaba falta de expresividad y artificialidad en los rostros, mientras que para otros era la técnica perfecta para deshacerse del entrecejo o las arrugas frontales.
La realidad es que no es la toxina botulínica la que debemos llevar a examen, sino la manera de aplicarla y la elección del paciente, que son las dos razones por las que este tratamiento puede fracasar.
Conocer tu anatomía facial y la fuerza de los músculos será decisivo para saber si el botox es un tratamiento adecuado para ti.
1. Si tus cejas están muy separadas entre sí, la inyección a nivel del entrecejo puede intensificar esta separación. Por ello, no deberías infiltrarte a no ser que camufles esta distancia con maquillaje específico para cejas.
2. Si tus cejas son muy bajas o el cuerpo de las mismas está muy descendido respecto a la cola, la relajación del músculo frontal puede entristecer tu mirada. En estos casos sólo deberíamos tratar las arrugas del entrecejo y la pata de gallo y optar por atenuar las de la frente con ácido hialurónico. Por el contrario, si tiendes a elevar mucho la cola de la ceja en la gesticulación, la precaución que debemos tomar para no tener cara de sorpresa, de espanto o de maldad, es inyectar el músculo frontal por encima de esta zona para que la ceja no quede demasiado arqueada hacia arriba.
3. Si tienes un exceso de piel en el párpado superior que se repliega alcanzando casi el borde de las pestañas, puede que en tu día a día compenses la incomodidad de este exceso cutáneo, elevando las cejas para tensar esta zona y así sentir menos peso en el parpado de arriba.
Toxina botulínica es un recurso muy eficaz para el control del envejecimiento del tercio superior facial.
En estos casos, si aplicamos la toxina botulínica sobre la frente podemos anular esta compensación, las cejas no se elevarán con igual fuerza y el párpado descenderá a su posición natural, que es menos favorecedora.
Si tienes exceso de piel en el párpado superior, cuando te mires al espejo o cuando te maquilles, inconscientemente elevarás tus cejas, para percibirte más atractivo y cómodo, y el bloqueo de este movimiento mediante la toxina puede hacer que no reconozcas tu expresión al mirarte.
Por tanto, salvo que se corrija el exceso cutáneo del párpado superior, en estos pacientes no deberíamos aplicar botox y únicamente, en casos seleccionados, podemos hacer una técnica personalizada para disminuir la fuerza muscular levemente y mejorar, en parte, las arrugas.
4. Si retienes líquido alrededor de los ojos, tras la infiltración de la toxina puedes ver acentuada esta retención con la aparición de bolsas palpebrales. Esto es debido a que el movimiento muscular ejerce de bomba en la eliminación de líquido y si se bloquea éste se puede acumular. Si esta falta de drenaje es muy acentuada, podría incluso aparecer un inestetismo denominado festón malar, que se reconoce como una doble bolsa bajo los ojos. En estos casos se debe desaconsejar la infiltración o hacer inyecciones parcheadas de un modo personalizado sin tratar todo el espesor del músculo.
5. Si tu pómulo es muy prominente y la musculatura que lo rodea es muy gruesa, el tratamiento de la pata de gallo debe valorarse muy bien, ya que en algunos casos la relajación de la parte baja del músculo orbicular puede hacer que los músculos cigomáticos a nivel del pómulo se proyecten de una forma artificial durante la sonrisa. En estos pacientes debe inyectarse únicamente la zona alta de la pata de gallo y optar por las dosis de toxina intradérmica (y no intramuscular) en la región más baja del defecto.
6. Si al sonreír arrugas mucho la nariz, al inyectar el tercio superior de la cara con toxina, también deberías tratar las líneas nasales, ya que si no se hace así, el marcaje de las arrugas laterales puede hacerse más evidente debido a una compensación muscular de fuerzas.
En definitiva, la toxina botulínica es un recurso muy eficaz para el control del envejecimiento del tercio superior facial, siempre que el tratamiento sea personalizado, respetando las características anatómicas individuales de cada paciente y siempre que haya un control de la dosis infiltrada.
Todos los pacientes pueden beneficiarse de este tratamiento, pero no siempre todos podrán eliminar todas las arrugas que desean si además quieren un resultado natural.
El equilibrio está en hacer un uso responsable y racional de esta herramienta, basado en un conocimiento estricto de la anatomía y la dinámica de la musculatura facial, que permita dar a cada rostro la frescura que necesita.
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