¿Y si fuera posible engañar a las células tumorales para evitar la formación de metástasis? Un grupo de científicos realizó una investigación que dio como resultado la aparición de un código en las células tumorales que las llevaban a unos órganos en concreto. Según su estudio, cambiando dicho código, podríamos engañar al tumor y evitar que se propague
Se trata de un avance de suma importancia dentro del campo de la oncología, probablemente uno de los más destacables de cuantos se han ido sucediendo en los últimos años. Este descubrimiento, que ha contado con la participación de más de cincuenta científicos de diferentes nacionalidades que han trabajado codo con codo en una misma investigación, sostiene la teoría de que los tumores primarios envían sondas mensajeras destinadas a buscar, entre el resto de los órganos del cuerpo humano, otra ubicación que albergue las células cancerosas. Detectar estos mensajes puede llevar a los médicos a deducir cuáles son las siguientes “víctimas” escogidas por el tumor como nueva residencia y evitar que esto se produzca antes de que se expanda la enfermedad. Es decir, hallar estos mensajes a tiempo servirá para interceptar el proceso de la metástasis antes de que llegue a su destino.
Comprender las enfermedades, su funcionamiento y comportamiento, las fases que la conforman… toda esta información es lo que lleva a los médicos a conseguir prevenir que las afecciones se expandan y adquieran fuerza y a curarlas cuando ya han comenzado a avanzar. Ahí radica la importancia de este nuevo descubrimiento. Comprender cuál es el motivo de que un tumor genere metástasis en algunos órganos pero no en otros es uno de los misterios que el campo de la oncología lleva años intentando averiguar.
Desde hace más de ciento sesenta años se han ido planteando teorías diversas que trataban de explicar este comportamiento tumoral. Las primeras de ellas defendían que la metástasis precisa de células tumorales que se dispersan siempre en un ambiente acogedor en un órgano en concreto, comparando así este proceso con el de una semilla que busca un sustrato fértil donde germinar. Precisamente en esta teoría de la semilla se apoya esta nueva investigación y sus resultados. La idea es que los destacamentos de un tumor llevan ciertas etiquetas moleculares que los dirigen a unos órganos específicos, mucho más aptos para ser invadidos por el tumor.
Los autores de la publicación más reciente sobre este tema recopilaron una serie de indicios que les llevan a afirmar que realmente los tumores envían esos agentes exploradores en busca de un órgano que los aloje. Lo que envían son, en realidad, unas vesículas –millones de ellas- que, bajo el nombre de exosomas, se ocupan de elegir cuáles serán los órganos de destino que acogerán las células del tumor. Una vez llegados al órgano en cuestión, los exosomas desencadenan una respuesta molecular de inflamación y vascularización destinada a acoger las células tumorales para que puedan alojarse allí y proliferar, expandiendo así la enfermedad.
La rapidez con la que se mueven las células tumorales dificulta mucho la tarea de los médicos
La investigación demostraría la importancia que juegan estos exosomas a la hora de la formación de la metástasis. De entre todos los exosomas –millones- que parten del tumor en busca de órganos aceptables, solamente una parte llega a anidar en la localización elegida. Éste es precisamente el comportamiento que llamó la atención de los investigadores científicos porque, si eligen el lugar donde anidar, tienen que poseer un sistema que les indique qué órganos son más adecuados para ello. Es decir, los exosomas llevan dentro de sí unas etiquetas moleculares encargadas de esta tarea concreta, que los dirigen hacia los órganos donde podrían asentarse y formar metástasis.
La investigación que partió de esta hipótesis se realizó siguiendo varias líneas celulares procedentes de varios tumores de características diferentes. Algunos de ellos ya se sabía previamente que forman metástasis en órganos concretos. De otros no se tenía este conocimiento y se desconocía dónde podrían metastasizar.
Los investigadores comenzaron sus estudios por analizar el millón aproximado de proteínas presentes en los exosomas con el objetivo de descubrir y esclarecer si realmente éstos tenían la capacidad de encontrar el órgano receptor que el tumor necesita para realizar la metástasis. Una rama de proteínas, de nombre integrinas, fue el centro de la investigación debido que se encuentran situadas en la membrana de los exosomas, donde, según las primeras hipótesis lanzadas por los científicos, debería situarse la etiqueta de destino.
El resultado de estos primeros estudios, realizados con células tumorales tanto de seres humanos como de ratones, concluyó que dentro de cada grupo de un millar de proteínas existía una serie de combinaciones específicas de integrinas asociadas con la metástasis en el pulmón o en el hígado.
La importancia de todo el estudio realizado en torno a los exosomas reside en la posibilidad de engañar al tumor a base de modificar el código de destino para que, así, deje de invadir el órgano que tiene como objetivo fijado y lo cambie para colonizar el órgano que le indiquemos, donde no será capaz de producir metástasis y la lucha por erradicarlo resulte mucho más sencilla. Este sistema de contraataque se ha probado con células tumorales que normalmente se habrían dirigido al hueso y que la intervención científica consiguió desviar de su rumbo, llevándolas a alojarse en el pulmón.
El estudio también probó a enviar las células integrinas específicas de un cáncer en concreto a órganos totalmente distintos que nada tienen que ver con el cáncer en cuestión –por ejemplo, las del cáncer de mama pasarían al pulmón- y el experimento dio como resultado una notable reducción de la metástasis en dichos órganos.
Todavía queda un largo camino que andar en el campo de estudio del poder predictivo de las integrinas pero este estudio supone un comienzo desde el que partir para afinar el conocimiento en la materia y poder utilizarlo para sanar a personas enfermas en un futuro. Toda esta investigación puede servir de gran ayuda en el futuro de la incesante lucha contra el cáncer, ya que puede ayudar a definir de manera más concreta el tratamiento precisado por cada paciente de manera individual, además de ser clave para poder controlar la aparición de metástasis e incluso llegar a interceptar el principio de la misma para evitar que llegue a producirse.
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