Si has respondido que si, te invitamos a que sigas leyendo este artículo; ahora existe una solución para poder hacer que desaparezcan esas ojeras y arrugas tan antiestéticas de tu cara, sin tener que pasar por el quirófano. ¡Te contamos todo lo que debes saber sobre los rellenos con bioimplantes!
Los tratamientos que utilizan rellenos con bioimplantes son una maravillosa terapia para corregir distintos tipos de lesiones, surcos o depresiones, producidas en el rostro del paciente; y todo ello sin que tengamos que recurrir a la cirugía.
Los materiales de relleno que se utilizan durante está técnica de rejuvenecimiento facial suelen ser siempre biocompatibles. Los bioimplantes o, lo que es lo mismo, los rellenos biocomplatibles, son los materiales que se proceden a infiltrar, en el organismo del paciente, para corregir determinados puntos deseados de su rostro.
Estos materiales, ya sean sintéticos o de origen orgánico, son capaces de sustituir parte del tejido de relleno natural y de funcionar de manera completamente segura, junto con nuestro organismo, reduciendo al mínimo las probabilidades de que se produzca cualquier tipo de rechazo o de alergia.
Si atendemos a la definición médica de lo que se entiende por bioimaplante es la siguiente: » compuesto farmacológico inerte diseñado específicamente para ser colocado dentro de un organismo vivo. Con el objetivo de sustituir o regenerar distintos tipos de tejidos vivos». De esta forma, es muy importante que nuestro profesional de confianza, nos coloque el material biocompatible de relleno adecuado, según nuestras necesidades y, ante todo, que no nos produzca ningún tipo de reacción extraña sobre nuestro organismo.
Los materiales que se utilizan como relleno, además de ser biocompatibles, la mayoría son también reabsorbibles por nuestro propio cuerpo. Por lo que, con el paso de los meses, es probable que necesitemos acudir a nuestra clínica de estética, para corregir posibles reabsorciones de parte de este material de relleno. Por ejemplo, en caso de que decidamos aumentar el volumen de nuestros labios, para que se vean más jóvenes y bonitos, parte del ácido hialurónico puede llegar a desaparecer, dejando el labio ligeramente deformado. De esta forma, será necesario volver a consultar con nuestro médico para retocar la zona tratada, por eso se recomienda realizar visitas mensuales a nuestro doctor, para que supervise el estado de nuestros rellenos.
De hecho, dentro de la gran variedad de sustancias que podemos infiltrar en nuestra piel, destacan considerablemente los materiales reabsorbibles.
Los materiales que se utilizan como relleno, además de ser biocompatibles, la mayoría son también reabsorbibles por nuestro propio cuerpo.
Nos referimos a todos aquellos materiales que son capaces de ser absorbidos por completo, a través del organismo del propio paciente. Generalmente son los más utilizados por los profesionales en estética como materiales de relleno del rostro.
Algunos ejemplos de rellenos absorbibles son: el ácido hialurónico, el ácido poliláctico, hidroxiapatita cálcica y la policaprolactona. Y sin olvidarnos de la grasa autóloga del propio paciente, que es tremendamente útil como material de relleno, ya que nos asegura un cero por ciento de riesgo de alergias; al proceder la sangre del mismo paciente al que después se le reinsertará.
Asimismo, podemos aportar juventud a nuestro rostro, simplemente, restaurando los volúmenes asociados a un rostro joven. Es decir, podemos quitarnos unos años de encima rellenando zonas, que suelen perder cierto volumen con la edad, como pueden ser: los pómulos, las mejillas, los labios y la zona del mentón.
Es frecuente que la gente se confunda al pensar que la toxina botulínica es un tipo de relleno, sin embargo, no es así. La toxina botulínica no es un material de relleno, sino una neurotoxina que, al inyectarse, paraliza el músculo para evitar que se formen arrugas de expresión en la piel. Por ejemplo, suele ser muy efectiva contra las patas de gallo.
En cambio, los rellenos con bioimplantes, como el ácido hialurónico (probablemente sea el más famoso) son sustancias orgánicas o sintéticas, que se encargan de rellenar pérdidas de volumen en determinadas áreas de nuestro rostro. Además, otra de sus principales diferencias es que los rellenos están considerados como producto sanitario y la toxina botulínica como un medicamento.
Se introducen en nuestro organismo mediante agujas, más o menos finas y largas, en función de las necesidades de cada paciente y, por supuesto, del tipo de lesión cutánea que se deba corregir. De esta forma, podemos realizar una remodelación de zonas como: la nariz, mentón, pómulos o del conjunto del contorno del rostro.
Con tantas posibilidades tanto de remodelar las distintas áreas de nuestro rostro, como por la variedad de sustancias de relleno que podemos utilizar, es lógico que actualmente existan distintos tipos de agujas, basadas en cientos de tamaños y longitudes, para proceder a la implantación de estos biomateriales utilizados en medicina estética.
Cada bioimplante tiene diferentes características tanto físicas, como químicas, por eso es necesario utilizar la aguja apropiada según las necesidades del biomaterial y de su concentración. De esta forma, evitamos que se produzca cualquier tipo de traumatismo o molestia al introducir el producto en el paciente, sin que se vea alterado al penetrar en el organismo.
Como podemos observar, la terapia de rellenos con bioimplantes, está despuntando bastante entre los pacientes que quieren remodelar cualquier zona de su rostro; sin tener que pasar por el quirófano y reduciendo al mínimo la existencia de posibles efectos secundarios, como cualquier tipo de alergia o rechazo.
Asimismo, debido al éxito de los resultados obtenidos a través de esta técnica de rejuvenecimiento facial, los laboratorios encargados de fabricar estas sustancias de relleno, aspiran y trabajan continuamente perfeccionando sus productos y; realizando estudios exhaustivos para una optima evolución de este tipo de tratamientos.
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