El ideario popular y los remedios de la abuela están repletos de falsos mitos sobre el modo de funcionamiento de nuestro cuerpo que con el tiempo hemos aceptado como reales y que, en muchos, casos, lo único que consiguen es dificultar la tarea de lograr los objetivos físicos que nos hemos planteado
Controlan su alimentación, llevan una vida activa, realizan ejercicio físico e intentan cuidarse todo lo que pueden y aun así no consiguen adelgazar. Todos conocemos casos como este, o incluso podemos haberlo vivido. En muchas ocasiones, este frustrante resultado es debido a que cometemos ciertos fallos en base a información errónea que tenemos sobre la alimentación.
Estos falsos mitos que hemos ido absorbiendo como realidades afectan a nuestro día a día y se traducen en malos resultados en cuanto a salud y en la dificultad de alcanzar nuestro peso ideal. La Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) ha elaborado una lista que recoge los diez grandes falsas creencias que se han establecido en la rutina alimentaria actual.
Saltarse el desayuno adelgaza: Falso. Muchas personas todavía asocian el hecho de adelgazar con el de no comer, cuando en realidad el efecto es completamente opuesto. La frase hecha que afirma que el desayuno es la comida más importante del día no puede ser más cierta. Aquellas personas que optan por saltarse esta ingesta creyendo que eso les ayudará a perder peso suelen tener más hambre durante las siguientes horas del día, lo que se traduce en peores elecciones alimenticias en el resto de las comidas del día. Por otro lado, nuestro cuerpo responde ante el ayuno prolongado activando un mecanismo de acumulación de grasa como si quisiera luchar contra una alarma alimentaria.
Los adultos no beben leche. Aunque parezca una ocurrencia absurda, hay mucha gente que piensa que el consumo de leche se reduce a la época de lactancia. La leche, sin embargo, aporta una serie de nutrientes y cumple un importante papel en la dieta como proveedor de proteínas, calcio o vitaminas A y B.
El pan engorda. Por sí mismo, ningún alimento engorda ni adelgaza. Lo que hace que aumentemos de peso no es añadir algo de pan en la comida sino el hecho de ingerir una mayor cantidad de calorías de las que se queman. Así pues, el pan es simplemente otro alimento que forma parte de una dieta equilibrada.
Los zumos “détox” equivalen a una comida. El mundo de las dietas, como tantos otros, funciona por modas. Estos zumos concentrados de frutas y hortalizas, tan a la orden del día, aportan nutrientes pero no sustituyen la ingesta de dichos alimentos.
Para adelgazar hay que comer solo proteínas. Muchas dietas juegan con el factor tiempo prometiendo pérdidas de peso rápidas que se consiguen reduciendo la alimentación a la ingesta en exclusiva de proteínas.
Ningún alimento engorda ni adelgaza de por sí. La clave es el equilibrio calórico
La eliminación de los hidratos de carbono en estas dietas hiperproteicas reduce la sensación de hambre pero también puede provocar náuseas y fatiga, además de que se puede caer en el temido efecto rebote y recuperar el peso perdido.
La fruta engorda menos antes de la comida. Como ya hemos indicado antes, ningún alimento engorda ni adelgaza por sí solo. La diferencia entre ingerir la fruta antes o después de la comida es que hacerlo antes aumenta la sensación de saciedad gracias a su aporte de fibra.
La tripa cervecera. La típica barriga que el imaginario popular asocia con la imagen del bebedor habitual de cerveza no se debe tanto a la ingesta de esta bebida sino al estilo de vida llevado por el dueño de esa barriga. Los hábitos sedentarios y las dietas desequilibradas son lo que da lugar a la aparición de la tripa, que no es sino el reflejo de una obesidad incipiente provocada por un desequilibrio entre las calorías consumidas y las quemadas. La dieta equilibrada y la actividad física diaria son la clave para evitar que aparezca la llamada curva de la felicidad.
El agua con azúcar acaba con las agujetas. Esos desagradables pinchazos que notamos en los músculos como consecuencia de la práctica de ejercicio físico –sobre todo cuando el cuerpo no está acostumbrado a realizarlo con frecuencia- han venido siempre de la mano de uno de esos remedios caseros comúnmente aceptados, beber agua con azúcar. Sin embargo, este consejo, como muchos otros, no es tan eficaz como se nos ha hecho pensar. Se ha demostrado que las agujetas aparecen por unas micro roturas fibrilares del músculo que provocan una inflamación, que es la causa del dolor que sentimos. Así, el agua con azúcar no puede hacer realmente nada por evitarnos ese mal trago.
La carne de cerdo es mala para la salud. En los últimos años se ha popularizado la idea de que esta carne es responsable directa del aumento del colesterol y la obesidad. En realidad, la carne de cerdo y sus derivados suponen una gran fuente de proteínas dentro de una alimentación equilibrada. Además, es rica en fósforo, zinc, hierro y vitaminas B1, B3, B6 y B12.
Sentado te engorda el trasero. En muchas ocasiones pensamos que cuando el cuerpo está en reposo o durmiendo, la quema de calorías es menor y, por lo tanto, mientras dormimos nuestro cuerpo engorda por momentos. Pero el organismo humano es sabio y mantiene un equilibrio entre el sueño y la alimentación. Dormir un número adecuado de horas cada día es algo esencial para que el cuerpo se mantenga sano. No solo porque el descanso es absolutamente necesario para su correcto funcionamiento sino porque los correctos hábitos de sueño ayudan a prevenir los desarreglos hormonales, que nos afectan tanto física como anímicamente.
En lo que respecta al aumento de peso, estos desajustes de las hormonas pueden conducir a un mayor apetito, entre otras consecuencias.
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