Frenar el envejecimiento natural del cuerpo será posible con el tiempo. Un grupo de científicos han investigado las causas de este proceso y creen posible la ralentización del peso del tiempo en el organismo
En pleno siglo XXI si hay algo que la sociedad ha dejado claro es que cada vez envejecemos más tarde. Nos emancipamos más tarde, tenemos hijos más tarde, nos jubilamos más tarde y llegamos a edades mucho más avanzadas que las generaciones que nos preceden. Los conceptos de vejez y juventud no tienen hoy nada que ver con los que teníamos hace cincuenta años. En la actualidad la calidad de vida y sanidad nos ha llevado a un alargamiento de la esperanza de vida.
Vivimos más años y somos jóvenes durante más tiempo. Pero la juventud de mente y espíritu, a pesar de ser muy importante y conformar el motor que nos impulsa a seguir luchando por mantenernos en esa línea, por sí sola no es suficiente.
Este es el principal motivo de que en los tiempos que corren la mayoría de las personas buscamos los secretos de la eterna juventud: mantenemos una buena alimentación, practicamos ejercicio, utilizamos productos de belleza y cosméticos que nos hagan lo más inmunes que sea posible a los efectos del paso del tiempo.
En definitiva, una búsqueda que se puede resumir en una simple demanda: si me siento anímicamente joven, quiero serlo también en mi cuerpo.
Así pues, ¿es posible llegar a retrasar el envejecimiento? Un grupo de científicos españoles está convencido de que sí. Su afirmación se basa en un estudio realizado por el laboratiorio dirigido por Carlos López Otín. En su trabajo, el equipo científico descubrió que la molécula llamada NF-kB juega un importante papel en el proceso de envejecimiento de los humanos. Así, la investigación ha demostrado que inhibiendo la actividad de esta molécula en las células senescentes, se produce un efecto rejuvenecedor que puede ser clave para desarrollar futuras terapias de medicina regenerativa y antiage.
El principal motivo que llevó a este equipo a centrar sus líneas de trabajo en el estudio del envejecimiento no fue en un primer momento una mera búsqueda de nuevas fórmulas para mantener un aspecto joven sino que lo se trataba de buscar solución a las enfermedades o síndromes conocidos como progerias, es decir, envejecimientos prematuros, para los que, por el momento, no existe una cura conocida.
La molécula NF-kB protege al cuerpo del riesgo de sangre pero también propicia el envejecimiento.
Para llegar a una conclusión clara al respecto, la idea principal era la necesidad de comprender cuáles son las causas naturales del envejecimiento para poder desarrollar las terapias necesarias para evitar que se produzcan esos casos prematuros.
La investigación comenzó con la obtención de células madre a partir de otras pertenecientes a personas con diversos rangos de edad con el objetivo de apreciar las diferencias que aparecen entre ellas. El mismo proceso de obtención de las células madre equivale a rejuvenecer las mismas en cierto modo. Una de las primeras conclusiones que han derivado de este proceso es la facilidad de adquirirlas en sujetos jóvenes, sobre todo niños, frente a la dificultad que presentan los casos de personas ancianas o con síndrome de envejecimiento prematuro.
En los casos de sujetos de mayor edad –hablamos de personas de entre 87 y 97 años- la molécula NF-kB estaba mucho más activa que en los más jóvenes. Esta molécula cumple una función esencial para el desarrollo del cuerpo y para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. La molécula NF-kB actúa como mecanismo de protección ante amenazas como el cáncer. Así, cuando aparecen daños genéticos en los núcleos celulares, la NF-kB entra en senescencia para evitar que surjan enfermedades. Conforme van pasando los años su actividad crece sin freno hasta que puede llegar a provocar efectos perjudiciales para la persona.
El reto ahora se encuentra en revertir la senescencia o envejecimiento sin poner en peligro al organismo y evitando efectos secundarios. No sería conveniente bloquear por completo la molécula porque frenar sus funciones sería contraproducente y perjudicial para el organismo. Sin embargo, la NF-kB no actúa sola en lo que al envejecimiento celular se refiere. En este ámbito, se vale de otra molécula, llamada DOT1L para frenar el rejuvenecimiento. Y en esta última sí que se puede actuar. Bloqueando únicamente la acción de la DOT1L, se debería conseguir ralentizar el envejecimiento sin que esto afectase a la acción protectora de la NF-kB.
Por el momento se están realizando pruebas con fármacos destinados a la inhibición del DOT1L en ratones, con el resultado de un aumento de hasta el cincuenta por ciento en su longevidad.
Por el momento aún se trata solo de un tratamiento en pruebas y se calcula que las primeras aplicaciones clínicas que se realicen de este fármaco se harán con pacientes de progenias para frenar su envejecimiento prematuro. Una vez superado este primer propósito, puramente médico, se prevé que se procederá a utilizarlo también para frenar el proceso de envejecimiento natural del cuerpo.
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