El cáncer se ha convertido en una de las enfermedades más mortíferas de los últimos tiempos y, por eso, la OMS ha empezado a llevar a cabo estudios en profundidad para averiguar qué lo produce. Una de sus últimas investigaciones ha situado a la carne roja y a la carne procesada entre los productos cancerígenos para el consumo humano.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido tajante en uno de sus últimos estudios: los alimentos procesados, en especial las carnes, son uno de los causantes del aumento de los casos de cáncer en todo el mundo. Según la OMS, las hamburguesas, el bacon y las salchichas se encuentran entre algunos de los alimentos más procesados. Además, como muchos ya sabéis después de toda la polémica causada, la carne roja no se queda fuera de esta lista negra de alimentos.
Expertos en salud y alimentación del mundo entero coinciden en que las salchichas procesadas, el bacon y la hamburguesas son un peligro importante para el bienestar de las personas e, incluso, llegan a compararlos con los cigarrillos. Es más, la carne procesada —es decir, prácticamente toda la carne que se consume hoy en día en Occidente— estaría en la temida lista de sustancia cancerígenas de la OMS, junto al arsénico o el amianto.
Para poder entender los peligros que expone la Organización Mundial de la Salud debemos, primero, distinguir bien los productos de los que hablamos. Por un lado, según la propia organización, la carne roja se trata de «toda la carne muscular de los mamíferos, incluyendo carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra», es decir, agrupa una gran cantidad de alimentos. Por otro lado, las carnes procesadas son aquella que han sido transformadas «a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación». Además, la OMS puntualiza que la mayor parte de estas carnes procesadas no solo están hechas con el cerdo o la res que se nos promete sino que también «pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre». Por desgracia, este último tipo de carne nos lo encontramos en una gran variedad de productos tales como los frankfurters o perritos calientes, el jamón, las salchichas, la carne en conserva, la cecina o la carne en lata y todas las preparaciones y salsas a base de carne.
La carne roja se sitúa en el grupo 2A, es decir, entre los productos probablemente cancerígenos en su consumo humano, mientras que la carne procesada se encuentra entre los más peligrosos, es el grupo 1.
Pues bien, después de estas aclaraciones es necesario que entremos en materia: el 2014 el comité asesor internacional de la OMS recomendó estudiar la carne roja y la procesada ya que algunos estudios epidemiológicos sugería que los pequeños aumentos en el riesgo de varios tipos de cáncer podían estar asociados con un alto consumo de este tipo de alimentos. Tras un estudio exhaustivo, a finales del 2015 la organización publicó un informe en el que afirmaba que las posibilidades de padecer algunos tipos de cáncer aumentan en función de la cantidad de carnes roja y procesada que se consuman. Si bien los riesgos son pequeños, muchas personas en el mundo comen carne de forma habitual —incluso está aumentando el consumo en países con ingresos bajos y medianos— por lo que para la salud público podría tratarse de un tema de relevancia.
Este último estudio sitúa a la carne roja en el grupo 2A de alimentos peligrosos, es decir, probablemente es cancerígena para los seres humanos. Esto significa que hay evidencias de que el consumo de carne roja está asociado con el desarrollo del cáncer colorrectaly del mecanicista. Por otro lado, la carne procesada ha sido clasificada como grupo 1, es decir, el más peligroso: este tipo de alimento es cancerígeno para los seres humanos.
Las cifras en las que se basa la OMS, aunque los intereses de algunos países y empresas han intentado rebatirlas, son escalofriantes: las estimaciones más recientes del Proyecto sobre la Carga Global de Enfermedad —organización de investigación académica independiente— dicen que cerca de 34.000 muertes por cáncer al año en todo el mundo son atribuibles a dietas ricas en carne procesada. Por todo esto, la OMS recomienda a todas las personas que comen carne que limiten al máximo su consumo de carnes procesadas y que moderen el de carne roja. No podemos olvidar que, además, este tipo de alimentos se asocian a enfermedades cardiovasculares y obesidad.
El problema de estos descubrimientos de la Organización Mundial de la Salud radica en que la industria cárnica genera miles de millones de euros al año en el mundo entero y son un hueso duro de roer. Tras la publicación de este estudio, el sector en general se volcó en producir campañas de marketing y descrédito para subrayar los beneficios nutricionales del consumo de carne.
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