La piel puede verse dañada por los efectos de la contaminación que vivimos hoy en día, teniendo como protagonistas las emisiones de gases de efecto invernadero. La OMS ha alertado que puede derivar en manchas oscuras, arrugas o erupciones en la piel de cualquier individuo expuesto.
La contaminación tiene una importante responsabilidad para el ser humano, ya que estamos totalmente expuestos a sus consecuencias y, queramos o no, afecta a nivel corporal, desarrollando enfermedades cerebrovasculares, cánceres de pulmón o problemas crónicos como el asma. Sin embargo, en el exterior también hace mella provocando signos prematuros de envejecimiento como manchas oscuras, arrugas o erupciones en la piel, y lo peor de todo es que no es un caso de los más estudiados por la ciencia, pero sí de los que más afectan a nuestro organismo en los últimos tiempos.
Partiendo de la base de que no existen avances científicos sobre este problema, el más ambicioso de los estudios contó con la colaboración de ocho entidades profesionales relacionadas con Medicina Ambiental, cosmética y Salud Pública. El objeto de estudio se basó en la forma que la piel se ve dañada por los efectos de la contaminación del aire relacionada con el tráfico de vehículos ¿Conclusión? Los expertos concluyeron en la existencia de una pequeña relación entre la polución y la aparición de lentigos (manchas oscuras en la piel de pequeño tamaño)
Otro estudio de la misma temática desarrollado por el Instituto de Salud Pública Francés concluyó en sus investigaciones el vínculo existente entre la contaminación del aire con enfermedades cardiorespiratorias, ultimando que la polución puede producir erupciones en la piel.
A lo largo de dichas investigaciones se ha esclarecido la relación de la contaminación con la aparición de lentigos y erupciones en la piel. Sin embargo en la vida real los efectos de la polución van mucho más allá, ya que la piel se deshidrata, crear una apariencia mucho más rugosa en el rostro y ayuda al envejecimiento prematuro de la piel. Uno de los protagonistas de que esto ocurra son los radicales libres, encargados directos del envejecimiento y creados a partir de muchos procesos del cuerpo, por ejemplo por el metabolismo o por el sistema inmune. No obstante los efectos de la polución y agentes contaminantes provenientes del exterior aceleran la dosis de radicales libres existentes en nuestro cuerpo, alterando la capacidad de regeneración de las células.
En primer lugar es fundamental limpiar la piel de impurezas derivadas de la contaminación para evitar la “cara de smog”. Este término engloba a los efectos de la polución en urbanitas de ciudad, mediante claros síntomas como poros abiertos, la piel más reseca, tirante y sin brillo. En concreto, los poros tienden a ampliar sus dimensiones por el cúmulo de partículas contaminantes y polvo en ellos, generando todos los efectos descritos anteriormente e incentivando los signos de envejecimiento.
El efecto cadena generado a partir del incremento de los agentes contaminantes del exterior, ha conseguido acelerar los signos de envejecimiento, sin embargo es posible retrasar dichas secuelas mediante la prevención y la limpieza del organismo, tanto interna como externamente
Dicho todo esto es de vital importancia limpiar el rostro periódicamente con el objeto de evitar la acumulación de desechos en los poros, ya que estos tienden a acumular suciedad, a taparse y agrandarse. Para ello es necesario limpiar la piel dos veces a lo largo del día, por la mañana y por la noche, siendo esta última más intensa porque la piel se regenera mucho más rápido. De este modo se conseguirá la eliminación de células muertas presentes en la piel y evitar que el poro se obstruya, permitiendo una mayor oxigenación de la dermis, mejorando la circulación de la sangre y la regeneración celular.
Otro efecto cadena de la contaminación es la deshidratación cuyas consecuencias ofrecen una dermis más reseca, opaca, sin brillo y con un aspecto apagado, debido a que la luminosidad del rostro viene dada por la hidratación de la piel. La piel está compuesta por un 70% de agua, por lo tanto la hidratación de esta es inevitable para mantener completas las células de la dermis ¿Cómo conseguirlo? Mediante la aplicación de una buena crema hidratante diferente para cada tipo de piel, con el objeto de mantener la película protectora natural que protege el rostro.
Por último las cadenas contaminantes provenientes de la polución favorecen la aparición de arrugas, manchas y otros efectos, que aceleran el envejecimiento de la piel. Para frenar dicho proceso los expertos recomiendan seguir un ritual básico y comprendido por toda la sociedad, basado en la exfoliación de la piel del rostro una vez a la semana, limpiar el rostro de forma diaria, aplicar un tónico para regular el PH de la piel y, por último, mantener hidratada y viva la piel del rostro con productos personalizados para diferentes tipos de piel.
Es importante la constancia y la utilización de productos adecuados para evitar cualquier tipo de daño o reacción en la piel como una barrera física, y si además contiene sustancia antioxidantes como vitamina C para evitar el efecto de los radicales libres, mucho mejor. Hablando de vitaminas y componentes nutricionales, la alimentación también influye dentro y fuera de nuestro organismo, por lo tanto los expertos recomiendan llevar a cabo una dieta sana y equilibrada para que nuestra piel reciba todos los nutrientes que necesita.
Los avances en medicina estética también consiguen combatir los efectos de la contaminación en la piel, mediante tres tratamientos reconocidos en la actualidad. En primer lugar la limpieza profunda con microdermoabrasión, que exfolia la primera capa de la piel, eliminando toda la suciedad que arrastra. La carboxiterapia es otro tratamiento que influye sobre los procesos de la contaminación en la piel utilizando CO2 para activar la ofrenda de oxígeno a la piel del rostro. Por último el empleo de alta frecuencia en la dermis aplica, concretamente, ozono en la piel para refinar o reducir el tamaño de los poros.
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