Gracias al potente efecto de la luz pulsada conseguimos, no solo rejuvenecer nuestra la piel, también podemos conseguir eliminar el vello de manera definitiva. Te sorprenderán los beneficios que está terapia lumínica ofrece a nuestra piel.
La luz pulsada es un técnica de fototerapia que nos puede ayudar a tratar distintas afecciones en nuestra piel. Podemos definir este tratamiento por el uso que hace de los rayos del espectro electromagnético; este equipo funciona gracias a su potente fuente lumínica, que está filtrada de forma específica en función de la tonalidad de los tejidos a tratar.
Concretamente, esta técnica utiliza una lámpara para poder emitir un amplio espectro de luz. Esta luz es visible y no coherente, lo que la hace muy eficaz para corregir distintos tipos de lesiones vasculares, alteraciones de la pigmentación de la piel, así como para eliminar el vello de forma permanente; gracias a la fotodepilación.
Durante el proceso, la luz pulsada tiene como objetivo calentar los tejidos de la zona a tratar, alcanzando la temperatura idónea para corregir diferentes tipos de lesiones, que ofrecen grandes resultados. La energía que se utiliza durante el proceso, puede fraccionarse en dos o tres pulsos con intervalos de relajación térmica.
De esta forma, al enfriarse la piel, podemos evitar que la epidermis sufra cualquier daño.
El tejido sobre el que se está actuando, pierde calor de forma mucho más lenta que la epidermis. Asimismo, los sucesivos pulsos que emite esta lámpara, hacen que la temperatura interior de los tejidos se eleve de forma progresiva, dando lugar a que se produzca la fototermólisis selectiva. La fototermólisis selectiva es una agresión selectiva de un determinado tejido, sin que se dañen las estructuras vecinas. Basicamente, el mecanismo de acción de la luz pulsada se basa en la transformación de esta energía luminosa en calor.
Dentro del sistema de luz pulsada, existen distintos rangos de luz, que se utilizarán en función del tipo de lesión que se quiere mejorar. Se pueden utilizar desde rayos gamma, ultravioleta, infrarrojos y hasta microondas. A diferencia del láser, la luz pulsada es policromática, lo que quiere decir que utiliza distintos tipos de fotones. Además, el equipo es mucho más pequeño y más sencillo de usar.
Esta técnica puede servirnos para corregir tanto las arrugas, el fotoenvejecimiento, la cuperosis, las manchas, las alteraciones de la pigmentación y, hasta para tratar el acné. Sin embargo, está contraindicado en caso de mujeres embarazas, con disfunción menstrual, epilepsia, melanoma, tatuajes o que padezcan herpes.
Teniendo en cuenta los resultados, podríamos considerar esta terapia lumínica de alta intensidad como «el bisturí inteligente». Los poros del rostro se minimizan, las arrugas y la textura de la piel se ven considerablemente mejoradas.
Cuando nos exponemos a tratamientos de luz pulsada, debemos ser muy cautos y tener en cuenta varias precauciones. El profesional médico, nos dará unas pautas para que se reduzca el riesgo de posibles complicaciones futuras. Por eso, es muy importante que antes de realizarse un tratamiento de mantenimiento, el doctor debe verificar que el bronceado de la piel no haya cambiado desde el último tratamiento.
De hecho, es muy importante que antes de exponernos a esta luz, el profesional nos realice un estudio y diagnostico de nuestra piel, ya que en función de la exposición al sol y de nuestro tono de piel, se deberá utilizar un tipo de potencia u otra.
Además, hay que tener en cuenta las complicaciones que puede ocasionar la aplicación de la luz pulsada sobre las pieles oscuras. Es por eso que, se deben evaluar los puntos de prueba durante un día antes de realizarse el tratamiento, como mínimo. Esto se debe a que existen algunas limitaciones individuales sobre los fototipos de las pieles más oscuras, especialmente cuando lo que se quiere corregir son problemas de pigmentación y tipo vasculares.
Si destacamos uno de sus más demandados y eficaces tratamientos, no puede ser otro que su versión antiaging; el fotorrejuvenecimiento. En este caso se utiliza un haz luminoso policromático, esto quiere decir que utiliza distintos tipos de fotones, bajo una longitud de 600 y 1330 Nm. Lo que se intenta durante el tratamiento, es introducir la energía consiguiendo una frecuencia baja, pero lo suficientemente potente para eliminar los signos del envejecimiento.
Esta terapia antiedad, consigue un asombroso rejuvenecimiento sobre la piel del paciente y, también ayuda a frenar el envejecimiento cutáneo. Este efecto es posible, gracias a la reactivación del colágeno de la dermis, ya que durante el proceso se llega a estimular la producción de colágeno, parando en seco el envejecimiento natural de la piel del rostro. Además, este nuevo colágeno, nos ayuda a eliminar las cicatrices, las arrugas y a corregir la flacidez de la piel.
Asimismo, es muy efectivo para borrar las venitas o manchas que pueden darse por la aparición de pequeños derrames. Se eliminan las manchas producidas por el sol, ayuda a limpiar el rostro de células muertas y desaparece la vellosidad de forma permanente.
En conclusión, si queremos frenar el fotoenvejecimiento cutáneo, este tratamiento es perfecto, ya que se centra en corregir las irregularidades o imperfecciones más oscuras de la piel mediante la luz pulsada. De hecho, teniendo en cuenta los resultados, podríamos considerar esta terapia lumínica de alta intensidad como «el bisturí inteligente». Los poros del rostro se minimizan, las arrugas y la textura de la piel se ven considerablemente mejoradas.
Tras haberse sometido a una sesión de luz pulsada, se puede observar un ligero enrojecimiento sobre la piel tratada. Esto es algo completamente normal que desaparecerá a los pocos días, por lo que no hay que preocuparse. Aunque si queremos mimar esta piel irritada, se recomienda aplicar aloe vera natural para aliviar la inflamación y acelerar su recuperación.
Por último, es muy importante abstenerse de tomar el sol, si queremos que la piel vuelva a su estado natural. Por eso deberemos evitar, los días posteriores al tratamiento, la exposición directa al sol, bañarse en la piscina, ir a la sauna o cualquier tipo de actividad que suponga un daño para nuestra piel.
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