La lucha contra el cáncer está más que presente en nuestros días. Por ello, científicos de todo el mundo trabajan recopilando toda la información posible para ayudar a la supervivencia de aquellas personas que padecen esta enfermedad. En esta línea, un grupo de investigadores ha determinado la importancia que tiene para ello algo tan cotidiano como la vitamina D
Las tasas de cáncer hoy en día son más alarmantes que nunca. Actualmente esta enfermedad es la mayor causa de muerte en los países desarrollados, alcanzando estimaciones como que uno de cada tres estadounidenses o el cincuenta por ciento de la población británica contraerán cáncer en algún momento de sus vidas. Con estas perspectivas no es de extrañar que la comunidad científica se encuentre en medio de un ciclo constante de investigaciones y que aparezcan con regularidad nuevos estudios pensados para arrojar luz a las causas que propician la aparición de la enfermedad con la intención de prevenirla y a conseguir nuevas fórmulas que consigan frenar su avance y propagación hasta dar con una cura.
De entre todos estos numerosos artículos destinados a ofrecer información sobre los riesgos de padecer cáncer además de las soluciones para aumentar sus tasas de supervivencia nos centraremos en uno publicado en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism. Este análisis consiste en una revisión de otros ensayos publicados con anterioridad y su conclusión es que las personas con cáncer –de diversos tipos, como el de mama o el de colon, entre otros- mostraban diferencias en sus tasas de mortalidad en función de su alimentación, concretamente en función de sus niveles de vitamina D. Cuanto mayor era el nivel de vitamina D del paciente, más se reducía su tasa de mortalidad. Para llegar a esta conclusión, los autores del ensayo tuvieron que revisar y analizar veinticinco estudios diferentes, llegando a centrarse en más de diecisiete mil casos individuales de personas con cáncer.
De acuerdo a las conclusiones extraídas de este artículo, la vitamina D -relacionada con la luz solar- supone una serie de beneficios a la hora de combatir distintos tipos de cáncer.
Los pacientes con mayor nivel de vitamina D tienen más posibilidades de sobrevivir al cáncer
De entre los sujetos que protagonizaban este estudio, aquellos que presentaban niveles de vitamina D por encima del veinticinco por ciento tenían una mayor disposición a la recuperación y supervivencia, en distinta medida dependiendo del tipo de cáncer padecido por cada paciente en concreto. Así, los investigadores encontraron una reducción del riesgo de un 52% para el linfoma, de un 45% para el cáncer colorrectal y de un 37% para el de mama. Por el momento, el efecto reparador de la vitamina D sólo se ha comprobado para estos tres tipos concretos de cáncer aunque los autores de este análisis sostienen que sus beneficios serían también ampliables, en mayor o menor medida, a cualquier otro tipo de cáncer. A pesar de ello, es todavía necesario llevar a cabo nuevos estudios y pruebas que sostengan esta afirmación.
Los resultados de este análisis de investigaciones determina que cada aumento de los niveles de vitamina D en el cuerpo supone una reducción del cuatro por ciento en el riesgo de mortalidad. Los niveles óptimos para beneficiarse de estas mejorías oscilan entre los 50 y los 80 ng/mL, mientras que los niveles normales de vitamina D en las personas que no toman ningún tipo de suplemento habitualmente no suelen superar los 13 ng/mL.
Aumentar la ingesta diaria de vitamina D mediante el uso de suplementos es la manera más eficaz para lograr alcanzar en el transcurso de unos pocos meses los nombrados niveles óptimos de vitamina D en sangre que ayudan a la superación de la enfermedad en los casos de personas con cáncer. Los alimentos que, de forma natural aumentan los niveles de vitamina D en el cuerpo incluyen los pescados grasos y los aceites que éstos producen, las setas y hongos, los productos lácteos –aunque solo algunos tipos de queso determinados-, los huevos o el tofu.
Siguiendo la línea de esta investigación, se establece una relación entre los niveles de vitamina D y las altas tasas de casos de cáncer presentes en zonas geográficas como puede ser Gran Bretaña, donde el clima tiende a ser nublado y lluvioso durante la mayor parte del año, por lo que sus habitantes se exponen a una menor intensidad y tiempo de rayos del sol que en otras partes del mundo, como es nuestro país.
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