Muchas personas piensan que la única manera de perder peso y deshacerse de la grasa corporal sobrante es realizar ejercicios del tipo aeróbico. Sin embargo, se ha probado que el entrenamiento resulta mucho más eficaz si se combina esta práctica con otras actividades de tipo anaeróbico
En medio del punto más álgido de la llamada cultura running, parece impensable considerar que exista un deporte más completo que salir a correr para eliminar la grasa que nos sobra y quemar todas esas calorías de más de las que queremos deshacernos. Sin embargo existen zonas del cuerpo en las que la pérdida de grasa se hace mucho más cuesta arriba y ni siquiera el ejercicio aeróbico por sí solo es capaz de eliminarla. Algunas zonas como el estómago presentan una mayor facilidad para acumular adipocitos con la intención de transformar la grasa en energía de repuesto para ser utilizada en casos de necesidad. Al ser partes del cuerpo más predispuestas a acumular esta grasa, también presentan una mayor dificultad para eliminarla, por lo que será necesario incrementar y cambiar la rutina de ejercicios que realicemos para lograr nuestro objetivo.
La actividad física suele nutrirse de una combinación de ejercicio aeróbico y anaeróbico. Se trata de alternar actividades como caminar, nadar, correr o montar en bicicleta, que se realizan en períodos largos de tiempo y que suponen una intensidad menor, con otros basados en la fuerza, de duración más breve pero que suponen un esfuerzo mayor por parte de quien los realiza, como levantar pesas o hacer un sprint.
Durante mucho tiempo ha existido un debate sobre cuál de las dos disciplinas mencionadas era la más eficaz cuando el objetivo es quemar calorías. Una batalla que a menudo ha declarado vencedor al primer grupo. Así, durante mucho tiempo, todo aquel que ha intentado perder peso se ha dedicado únicamente a correr o montar en bici, ignorando por completo el ejercicio anaeróbico.
Sin embargo, la clave reside en no centrarse únicamente en uno de los dos tipos de entrenamiento sino realizar una combinación de ambas. No basta solo con correr o montar en bicicleta, es preciso añadir una serie de actividades de fuerza para evitar que la grasa se acumule allí donde no debe permanecer. Una investigación publicada en la revista Obesity ha llegado a la conclusión de que aquellas personas que realizan de forma periódica ejercicios que requieran un levantamiento de peso tienen más posibilidades de eliminar la grasa abdominal y tienden a evitar la acumulación de nuevas partículas adiposas en la zona del vientre que aquellas que solo dedican su tiempo de entrenamiento a las actividades aeróbicas y de cardio.
Las personas que levantan peso habitualmente tienen menos probabilidades de acumular grasa abdominal
Así pues, la clave está en concentrar el ejercicio aeróbico en el calentamiento para después añadir entre veinte y treinta minutos de actividad anaeróbica para comenzar a notar los resultados a largo plazo. Aunque se trate de entrenamientos de duración más breve, la intensidad del ejercicio y el esfuerzo que hemos de poner en el mismo hace que los resultados sean más notables.
Por otra parte, con el ejercicio cardiovascular, el cuerpo comienza a quemar grasa cuando llevamos cerca de veinte minutos entrenando. Al pasar este tiempo –que se trata de un período aproximado, no exacto, puesto que depende de cada persona-, continuar puede resultar contraproducente, pues el cuerpo se ha acostumbrado a este ejercicio. Por eso es más eficaz el cambiar de un tipo de actividad a otra para que nuestro cuerpo continúe realizando un esfuerzo físico y sigamos quemando calorías.
Si nos centramos en el ejercicio cardiovascular únicamente, es cierto que perderemos grasa. Pero también, con el sobreesfuerzo perderemos masa muscular porque el cuerpo tiende a mantener reservas de grasa acumuladas para futuros momentos de necesidad de energía, lo que conlleva una necesidad de trabajar la masa muscular, además del cardio. Este efecto de pérdida muscular se acrecenta con el paso del tiempo. Cuanto más mayores somos, más masa muscular perdemos y más grasa corporal tendemos a acumular, por eso a los jóvenes siempre les resulta más sencillo perder peso que a sus mayores.
Al realizar un entrenamiento que incluya el levantamiento de peso o resistencia no solo consigue como resultado que nuestros músculos se refuercen sino que también logramos evitar que la grasa se acumule.
Según la autora del mencionado artículo de la revista Obesity, el motivo real de que el ejercicio anaeróbico produzca estos efectos es aún desconocido, aunque ella mantiene la teoría de que podría ser resultado de un fenómeno llamado consumo de oxígeno post-ejercicio. Este fenómeno hace que tras el entrenamiento anaeróbico, la tasa de metabolismo se mantenga alta durante los dos días posteriores al ejercicio, llevando así a que se produzca una mayor quema de grasa, puesto que el organismo necesita oxígeno para poder deshacerse de ella.
En definitiva, podemos afirmar que el entrenamiento perfecto para perder peso no existe como tal, sino que se compone de ejercicios de distintos tipos que, combinados, producen el efecto deseado. El ejercicio cardiovascular es importante para la pérdida de grasa pero debe alternarse con rutinas de fuerza y peso para que la masa muscular no se resienta. Así conseguiremos un cuerpo más atlético y tonificado, sin grasa acumulada y con unos músculos fuertes y firmes.
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