Todos los expertos y medios de comunicación aconsejan proteger la dermis de la piel cuando nos exponemos al sol sobre todo durante el periodo estival, y más aún, tras una depilación con cera o por la aplicación de cosméticos con efecto fotosensibilizante (sustancias que se activan por los rayos ultravioletas).
El desencadenante es una mancha facial de color marrón llamada melasma que suele localizarse en frente, mejillas y zona peribucal, aunque se le considera de origen benigno, arrastra un fuerte componente estético. Sin embargo hoy en día existen remedios sencillos para neutralizar semejantes manchas en la piel mediante el peeling de ácido glicólico, siempre bajo la supervisión de un médico especializado.
En su definición más exacta el melasma es un tipo de pigmentación muy corriente en mujeres causado por una producción excesiva de melanina (pigmento que produce la coloración de la piel, el pelo y los ojos). Dicho superávit suele justificarse por ciertos factores externos e internos, como la exposición al sol, cambios hormonales, un embarazo, incluso la propia genética. Los melanocitos son las células culpables de la elaboración de melanina localizadas en la capa basal de la epidermis y suele localizarse en la cara, especialmente en las mejillas, el dorso de la nariz, la frente y el labio superior. Los efectos del melasma suelen ser más corrientes en mujeres hasta un 90%, afectando en menor medida al género masculino.
Anteriormente el melasma se le conocía bajo el nombre de “mancha hormonal”, sin embargo muchos expertos aseguran que el compuesto hormonal no es más que un pequeño detonante de estas manchas. Raúl de Lucas, jefe de dermatología del Hospital La Paz, incluye al ingrediente hormonal en el saco de causantes del melasma, no obstante identifica al sol como mayor ejecutor de dicha pigmentación. Por lo tanto la alteración de los melanocitos surge a partir del grado de exposición al sol que nosotros, los seres humanos, permitimos durante la época estival, equivalente a la cantidad de crema protectora que apliquemos.
Respecto a su exposición, suele desarrollarse en forma de grandes placas de color marrón en la piel del rostro y generalmente presentan formas simétricas con respecto a otras manchas en la cara como los léntigos solares. Dentro de dicho apartado pueden diferenciarse tres tipos de melasma: melasma epidérmico, melasma dérmico y melasma mixto. El primero de ellos se sitúa en la parte más externa de la dermis, con manchas de color marrón y con bordes definidos. El melasma dérmico afecta a un nivel más profundo de la piel que el anterior y se caracteriza por manchas de color azul grisáceo.
El melasma en la piel resulta muy fácil de diagnosticar por las notables marcas que desentonan sobre el resto de la piel, ya sea facial o de cualquier otra parte del cuerpo.
Por último la categoría mixta es una combinación de las dos anteriores, sin embargo presenta un pigmento pardo grisáceo a causa de la presencia de éste en distintas profundidades de la piel, lo que dificulta su tratamiento.
Los laboratorios más prestigiosos tienen la capacidad de ratificar su diagnóstico mediante microscopio laser confocal, un sistema que permite observar las distintas capas de la piel en tiempo real sin necesidad de medidas quirúrgicas. Una vez diagnosticado el grado de alcance, existen dos opciones para los afectados de melasma: la eliminación de la piel perjudicada por el exceso de pigmentación, o bien mediante la regulación de éste.
La eliminación de la piel puede realizarse mediante laserterapia, consistente en luz pulsada intensa para favorecer la exfoliación de la piel afectada, eliminando las células cutáneas con exceso de hiperpigmentación en función de la gravedad de los síntomas. Otra alternativa de eliminación (la más demandada) son las exfoliaciones químicas compuestas por ácido glicólico para tratar de forma efectiva las capas cutáneas afectadas. Este tipo de ácido se comercializa para uso diario, sin embargo posee una concentración muy baja e insuficiente para albergarlo en su totalidad, con un porcentaje mínimo del 25%. No obstante el peeling químico de uso médico posee una concentración del 70%, restringiendo su uso y tratamiento exclusivamente por personal médico mediante la aplicación del producto como una mascarilla. A continuación la piel tiende a formar ampollas para su posterior exfoliación, dejando una piel limpia y sin manchas presentes en la cara que desentonen con el resto de la dermis cutánea.
Todos los tratamientos de melasma descritos anteriormente son personalizados, según el tipo de piel del paciente. Para las pieles claras y las que presentan melasma epidérmico, es aconsejable combinar el efecto de peeling de tipo medio con la aplicación de despigmentantes (productos cosméticos cuya función es corregir algunas de las hiperpigmentaciones cutáneas). Sin embargo en el caso de las pieles oscuras o sensibles, los expertos recomiendan realizar un tratamiento progresivo, evitando irritaciones excesivas que puedan desencadenar hiperpigmentaciones post-inflamatorias (aparece como respuesta a una inflamación o una lesión en forma de manchas planas de color cambiado). La elección del tipo de peeling dependen de la profundidad del melasma y de las características de la piel del paciente, siendo el tratamiento mucho más efectivo cuanto más profundo es el tratamiento. Sin embargo expertos dermatólogos no aconsejan profundizar en el proceso más allá de la dermis media para conseguir una regeneración cutánea completa.
Tanto los rayos UVA como UVB son nocivos sobre la piel, si bien es cierto que también confieren efectos muy positivos en la salud. Como por ejemplo una elevación del estado de ánimo o un aporte extra de vitamina D. Sin embargo una extensa exposición al sol sin ninguna protección puede provocar efectos muy negativos en la piel como eritema solar (enrojecimiento, dolor y formación de ampollas en la piel), alergias solares provocadas por la agresión oxidativa, envejecimiento prematuro de la dermis o cáncer en su mayor grado de precaucion.
Enviar un comentario
Debes estar logueado para publicar comentarios.