La mesoterapia con PRP es un tratamiento estético que fomenta la regeneración a nivel celular para que podamos disfrutar de una piel con mejor: textura, firmeza, mucho más luminosa y sin arrugas. El PRP (Plasma Rico en Plaquetas) es tu gran aliado para poder lucir una piel mucho más resplandeciente.A pesar de que su uso es mayor en zonas como el rostro, el cuello y las manos, ahora también se utiliza para solucionar problemas de alopecia mediante su aplicación en el cuero cabelludo. Y no solo eso, además, es muy eficaz para eliminar todo tipo de marcas, manchas, cicatrices, estrías y celulitis.
¿Que es el PRP? Es la palabra de moda. Vemos como los deportistas lo piden en sus lesiones para mejorar mas rápidamente. En estética parece el suero milagroso que todo lo cura. ¿Pero que es realmente y como funcionA? Todo se resume en una sola palabra. Es el plasma de nuestra sangre. Concretamente el plasma rico en plaquetas, conocido como PRP, es una parte de nuestra sangre que alberga un gran número de plaquetas, o factores de crecimiento, que son las proteínas encargadas de fomentar la regeneración de los tejidos. Exactamente, esta fracción de la sangre del paciente, se llega concentrar hasta ocho veces sobre los valores normales. Esto ocurre al centrifugarla durante ocho minutos dentro de un tubo con citrato de sodio para que evitar su coagulación, en este paso es cuando se produce la división del plasma del resto de la sangre del paciente. Después, se vuelve a centrifugar el plasma obtenido para diferenciar el Plasma Rico en Plaquetas del Plasma Pobre en Plaquetas.
Una vez obtenido el PRP, se consigue activarlo añadiendo una sustancia química, concretamente cloruro de calcio, para iniciar la suma plaquetaria. Posee una alta concentración de factores de crecimiento intraplaquetarios, estos se dispensaran cuando se produzca la formación del agregado de plaquetas. Una vez extraído, se vuelve a introducir en el cuerpo del paciente a través de inyecciones intradérmicas, o, inyecciones sobre el tejido celular subcutáneo. Depende del efecto que busquemos en nuestra piel o de la patología que se quiere corregir.
Por lo que, a través de esa previa extracción de sangre del paciente, se procede a realizar microinyecciones para que el PRP penetre en profundidad en la dermis del paciente. Está sustancia conlleva un aumento del metabolismo celular para que se pueda apreciar esa elasticidad y luminosidad en la piel. O lo que es lo mismo, participa de forma activa en la renovación del colágeno mediante la bioestimulación. Gracias a este colágeno, es como se consigue que la zona tratada luzca visiblemente rejuvenecida.
Justo cuando se comienza a apreciar que la piel pierde colágeno y su capacidad de regeneración celular, es cuando se recomienda realizarse este tratamiento.
Concretamente el plasma rico en plaquetas, conocido como PRP, es una parte de nuestra sangre que alberga un gran número de plaquetas, o factores de crecimiento, que son las proteínas encargadas de fomentar la regeneración de los tejidos.
Aunque puede aplicarse de forma preventiva en pieles jóvenes, lo más común es realizarlo para las piel más maduras de forma restitutiva. Normalmente se suele aconsejar este tratamiento a partir de los 30 años, que es cuando la piel empieza a perder su poder reparador. De todas formas, el comienzo de la aparición de los signos del envejecimiento, son la alarma visible de que podemos realizarnos este tratamiento.
Es posible someterse a esta técnica en cualquier mes del año, eso sí, se debe proteger la piel con protección solar incluso en el más oscuro y frío invierno. Es importante saber que después de habernos realizado el tratamiento, la piel necesita más cuidados. Teniendo en cuenta además, que todos deberíamos utilizar una crema con factor solar para el rostro, también, durante los meses de invierno.
De hecho, el daño solar es el factor principal de una piel dañada. El sol acelera la oxidación y el incremento de los radicales libres de la piel. Cada individuo tiene unos medios de defensa en su piel para luchar contra las agresiones del sol y se puede contabilizar como el tiempo que una persona puede exponer al sol durante toda su vida. Estas horas que tenemos de protección al sol, nos vienen predeterminadas y no se pueden cambiar. Cuando esas horas llegan a su fin, es cuando comienzan a notarse los signos visibles del fotoenvejecimiento, sobre todo si la agresión solar es intensa y se repite varias veces en el tiempo. La piel no tiene la suficiente capacidad reparadora para ello y se inicia una acumulación de daño actínico, o lo que es lo mismo, cuando la piel comienza a crear una memoria de los daños solares, al no ser capaz ya de neutralizarlos como antes.
Afortunadamente, gracias a nuestro propios factores de crecimiento, podemos cambiarlo simplemente estimulando los fibroblastos dérmicos. Ahora, es posible devolver a la piel la capacidad de regeneración de los 20 años.
Los resultados son bastante asombrosos. Se consigue un aumento del tono y de la tersura de la piel, además del incremento del brillo. Estos síntomas se comienzan a apreciar desde el mismo momento que se realiza el proceso. Conforme pase el tiempo, se potenciarán aún más estos efectos. El número de sesiones recomendadas para un tratamiento completo son 3 y la duración de cada una no supera la media hora. Además, este tratamiento no requiere hospitalización, ni el uso de anestesia.
Como ya hemos dicho, no se puede producir ningún tipo de reacción al tratarse de la propia sangre del paciente, tampoco existen efectos perjudiciales en las mujer embarazadas, por lo que es un tratamiento completamente apto para ellas.
De hecho, es de gran ayuda para prevenir las estrías y la celulitis que suelen aparecer durante el embarazo. Lo único que se puede llegar a observar es un pequeño hematoma o enrojecimiento de la piel, relacionado con la forma en la que se introduce el PRP. De todas forma, no es necesario preocuparse por ello, ya que, en caso de que ocurra suele desaparecer a los dos días.
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