Conseguir que la piel del rostro se vea mucho más joven sin recurrir a cirugía, sin dañar la zona tratada y en muy poco tiempo es posible gracias a métodos como rejuveflex, que actúa eliminando los signos de la edad en la piel
Muchas personas buscan métodos sencillos para combatir los signos de la edad en su piel, mucho más notables siempre en la zona facial, donde se presentan en forma de arrugas, surcos o manchas. Cuando se trata de arrugas convencionales, lo habitual es buscar una fórmula que corrija estas imperfecciones de forma rápida, sencilla y eficaz, evitando las complicaciones que supone el tener que pasar por el quirófano o someterse a tratamientos invasivos o violentos que precisarán de un tiempo más o menos largo de recuperación a posteriori.
Uno de los métodos más novedosos y sencillos responde al nombre de Rejuveflex. Se trata de un procedimiento ideado por el Instituto Médico Láser de Madrid que consigue un efecto rejuvenecedor que actúa en los signos de la edad en la piel del rostro estimulando la producción de colágeno y elastina, reponiendo los volúmenes perdidos y favoreciendo la hidratación de la piel. Con estos tres niveles de actuación se consigue una elevación de los tejidos flácidos y una corrección de las arrugas de nivel medio y profundo, eliminando así las imperfecciones.
El efecto rejuvenecedor que produce el uso de esta técnica aparece como consecuencia de los dos objetivos que persigue: la mejora de la calidad de la dermis y la armonía y uniformidad en los volúmenes faciales.
Aunque se trata de una técnica muy eficaz a la hora de lograr una eliminación total o parcial del envejecimiento provocado de forma natural y progresiva en la piel de la cara con el paso de los años, también sirve de ayuda a aquellas personas que sufren envejecimientos prematuros, por el motivo que sea, ya que consigue corregir los signos provocados por éste, más visibles en la piel del rostro y cuello y que aportan a quien los sufre un aspecto de más edad de la que realmente tienen.
Estos aspectos del envejecimiento, tanto el prematuro como el establecido, pueden corregirse mediante este sistema, que consiste en la infiltración de diversas sustancias naturales con efecto regenerativo, como el silicio orgánico reafirmante, el ácido poliláctico, la policaprolactona, el ácido hialurónico, coenzimas, aminoácidos, vitaminas, etcétera.
Rejuveflex estimula la generación de elastina y colágeno
Todas estas sustancias pueden ser infiltradas de una en una o combinadas, teniendo en cuenta las necesidades de cada paciente.
Para realizar el proceso de infiltración, el personal médico se sirve de unas agujas especialmente pensadas para la tarea, caracterizadas por su volumen muy fino, cierta curvatura y su flexibilidad, que le permite sujetar la piel como si fuera un gancho. El motivo de utilizar esta herramienta es el de facilitar que al aplicar las inyecciones, las sustancias insufladas lleguen a todas las capas de la piel de forma individual, llegando a alcanzar incluso la parte superficial del músculo.
El tratamiento en sí es muy rápido, apenas dura unos diez minutos aproximadamente. No se trata de un procedimiento doloroso, por lo que no es necesario adormecer la zona a trabajar más allá de una anestesia tópica aplicada en crema. Inmediatamente después de realizarse el tratamiento, el paciente puede regresar a su actividad habitual sin necesidad de guardar un periodo de recuperación. Los factores atmosféricos, como la luz del sol, no provocan efecto alguno tras la aplicación de Rejuveflex, por lo que el paciente puede someterse a la intervención en cualquier época del año, sin restricciones.
La aplicación de Rejuveflex comienza con el uso de la crema anestésica, que, realmente, se realiza una media hora antes de empezar. Una vez terminado este paso y esperados los treinta minutos necesarios para que la crema anestésica surja efecto, se procede a la infiltración de las sustancias que intervienen en el procedimiento.
Cada una de las sustancias que componen el tratamiento se aplica a una profundidad determinada mediante las agujas específicas mencionadas anteriormente, que aseguran la precisión de la aplicación en el lugar exacto en el que son necesarias.
Pasadas las primeras veinticuatro o treinta horas, la zona tratada puede presentar alguna leve inflamación que desaparecerá con el paso de los días. Se trata de algo insignificante que no supone ningún problema para la piel y que, si se desea, puede ser disimulado con maquillaje. La aparición de esta inflamación y el número de sesiones –que suele ser de una o dos- dependerá del tipo de piel de cada paciente y las características y necesidades específicas que presente cada uno.
Los efectos del tratamiento empiezan a ser visibles de manera inmediata. En las primeras horas después de realizarlo ya empieza a notarse una clara mejoría en el aspecto de la piel del paciente, aunque es en los veinte días posteriores cuando el efecto se vuelve mucho más apreciable. Lo que se consigue es un aspecto más saludable en el rostro, un aspecto descansado, rejuvenecido y natural, resultando muy difícil que se aprecie que el motivo de esta buena cara ha sido un tratamiento.
Una vez pasados veinte días del tratamiento la calidad de la piel sigue mejorando durante varios meses debido a que la regeneración del colágeno es un proceso lento que necesita tiempo para completarse.
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